Durante el embarazo, la presión arterial se controla más de cerca, ya que sus posibles fluctuaciones pueden tener un impacto directo en el desarrollo fetal. Sin embargo, la presión arterial a veces puede disminuir como resultado de la fatiga u otras causas intrínsecas, causando presión arterial baja en el embarazo.
Por lo tanto, a lo largo de este artículo, aprenderá más sobre el presión arterial baja en el embarazo. ¡Sigue para obtener más información al respecto ahora mismo!
Primero, ¿qué es la hipotensión?
Hablamos de hipotensión cuando la presión que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias es inferior a la normal. Hablamos de hipotensión cuando el máximo (primer dígito de la presión arterial) es inferior a 9 mm Hg en adultos.
Así que esto es exactamente lo contrario de la presión arterial alta. Este fenómeno puede aparecer de vez en cuando a cualquier edad de la vida. En la mayoría de los casos, se desconoce la causa y la crisis hipotensiva no representa un peligro para la salud.
Sin embargo, si la presión arterial baja no es una enfermedad en sí misma, puede ser la manifestación de diversas patologías, como insuficiencia cardíaca o insuficiencia de las glándulas suprarrenales.
Sin embargo, existen muchas otras causas posibles, como la deshidratación, el uso de ciertos medicamentos (antidepresivos, diuréticos en particular), el consumo de alcohol o incluso pérdidas de peso muy importantes.
¿Por qué baja la presión arterial durante el embarazo?
Durante el primer trimestre, la presión arterial naturalmente tiende a disminuir en las mujeres embarazadas.
De hecho, el sistema circulatorio está completamente dirigido hacia la placenta y el feto, mientras que los cambios hormonales significativos en esta etapa provocan la dilatación de arterias y venas. Resultados: el voltaje cae ligeramente.
Esto puede explicar la sensación de desvanecimiento o mareo que pueden experimentar las mujeres embarazadas. Pero tan pronto como comience el segundo trimestre, la tensión debería volver a un estado normal.
No sufrirá más modificaciones hasta el comienzo del tercer trimestre, durante el cual los casos de presión arterial baja en el embarazo generalmente se revelan.
¿Cómo detectar la presión arterial baja en el embarazo?
Una caída de la presión arterial suele ir acompañada de muchos síntomas, cuya importancia puede variar según la mujer:
- Dolor de cabeza
- aumento de la fatiga,
- sudores fríos,
- escuchando un zumbido,
- trastornos de la visión,
- palidez del rostro,
- Una frecuencia cardíaca más baja.
Si siente estos signos clínicos, debe acostarse con las piernas levantadas para que estén más altas que el resto de su cuerpo.
Esta posición facilita el flujo de sangre al cerebro y restaura la presión arterial normal más rápidamente. Normalmente, este tipo de precaución es suficiente para solucionar una caída de tensión puntual.
Centrarse en la hipotensión ortostática
Hablamos de hipotensión ortostática cuando la caída de la presión arterial está provocada por una determinada postura. Este fenómeno revela una anomalía en el reflejo, lo que permite que la presión arterial se adapte a los cambios de posición.
Este tipo específico de hipotensión generalmente se observa cuando una persona se mueve demasiado bruscamente de una posición acostada a una posición de pie o después de estar sentada durante mucho tiempo.
Si bien muchas personas pueden verse afectadas por este trastorno, la hipotensión ortostática también afecta a las mujeres embarazadas cuya presión arterial ya está debilitada por diversos cambios hormonales.
Por ello, es recomendable evitar posiciones que promuevan el estancamiento sanguíneo en los miembros inferiores, perjudicando la irrigación cerebral.
¿Qué pasa con la hipertensión durante el embarazo?
La monitorización de la presión también está destinada a controlar un posible aumento de tensión. Hablamos de hipertensión cuando la gestante supera la medida 14/9.
Casi el 10% de las mujeres embarazadas experimentaría este fenómeno. Entre ellos se encuentran las mujeres embarazadas que sufrían de hipertensión antes del embarazo y las que presentan síntomas de preeclampsia.
En todos los casos, la hipertensión durante el embarazo suele requerir hospitalización para comprobar que el feto se encuentra bien. Si bien la mayoría de las mujeres pueden irse a casa con recomendaciones para descansar, algunas deben ser monitoreadas más de cerca.
¿Qué es la preeclampsia?
Caracterizada por un aumento de la presión arterial y la presencia de proteínas en la orina, la preeclampsia es una patología obstétrica que debe tomarse con seriedad, ya que sus consecuencias pueden ser importantes tanto para la madre como para el bebé.
En resumen, puede ocurrir después de veinte semanas de amenorrea y persistir seis semanas después del parto.
El diagnóstico de preeclampsia requiere necesariamente atención médica de la futura madre en un ambiente hospitalario.
De hecho, esta enfermedad del embarazo puede dar lugar a graves complicaciones: convulsiones, hemorragia cerebral, insuficiencia renal, desprendimiento de placenta…
¡El único tratamiento eficaz para la preeclampsia es el parto! Pero cuando la hipertensión comienza demasiado pronto, se debe implementar una estrategia terapéutica para retrasar el parto.
Por lo general, permanece estable durante los tres primeros meses, disminuye en el segundo trimestre y vuelve a la normalidad en el tercero. Estas variaciones se deben a los mecanismos naturales de adaptación del cuerpo al embarazo.
De hecho, normalmente la presión sistólica (el número superior) de un adulto sano está entre 100 y 140 y la presión diastólica está entre 70 y 95 mmHg.
Una caída en la presión arterial durante el embarazo es normal. Eso porque:
- Las hormonas del embarazo debilitan los vasos sanguíneos.
- Además, el corazón está más estresado y circula mucha sangre en el cuerpo. Gran parte de esta sangre está destinada a la placenta.